En líneas generales, podemos dividir el ciclo de vida de un proyecto en cinco etapas:
El desarrollo de la iniciativa. Esta etapa comprende la solicitud del punto de conexión y acceso, la redacción del proyecto técnico, la solicitud de los permisos correspondientes y también de la licencia de obra. Todas estas tareas previas suelen dilatarse entre 12 y 18 meses, y es el promotor del proyecto el que las asume.
El análisis y la estructuración. Esta fase se desgrana en tres Due Diligences que se desarrollan en tres o cuatro meses:
Primero, se realiza un análisis técnico de la propuesta, que arranca con una evaluación técnica para localizar y minimizar los posibles riesgos del proyecto y termina estableciendo las garantías y los proveedores para ejecutar la instalación.
Superado el análisis técnico, se procede con una evaluación financiera que estudia los posibles riesgos financieros y también calcula la rentabilidad global del proyecto.
En la tercera fase, un despacho de abogados valida que tanto los permisos como los contratos suscritos son correctos.
La financiación y formalización de los proyectos de energías renovables en la plataforma. En este punto se solicita a la comunidad de inversores de Fundeen el capital necesario para materializar la instalación. Una vez completada, se firmarán los acuerdos y se tramitará la incorporación de los inversores y sus fondos a una sociedad vehículo (SPV). Para la formalización se recopila también la información legal y se comprueban los permisos para iniciar la construcción.
Aunque el tiempo estimado para esta etapa es de tres a cuatro meses (depende de la tipología y el tamaño del proyecto) el proceso de financiación puede ser notablemente más rápido.
La construcción. De nuevo, la duración de esta fase dependerá del tamaño de la instalación y también de sus características específicas. Aunque, en líneas generales, la horquilla de tiempo está entre uno y nueve meses. Se considera que la construcción ha concluido cuando se completa la conexión a red, se realizan las pruebas oportunas y también la puesta en marcha.
La operación. A la hora de estructurar el proyecto, se fija el plazo de la inversión y durante ese tiempo los inversores (a través de la sociedad vehículo) serán los dueños de la instalación. Este periodo va desde los cinco a los treinta años. Mientras el contrato (ESPC) esté vigente, la SPV recibirá los ingresos por la venta de energía, repartirá los beneficios entre los socios y también asumirá los costes operativos del proyecto. Concluido el plazo, la instalación pasará a ser propiedad de la empresa o del usuario final de energía.
.¿Por qué financiar proyectos de forma colaborativa?
La inversión en renovables se enmarca en la categoría de inversiones alternativas (al margen del mercado financiero). Este tipo oportunidades han estado tradicionalmente fuera del alcance del pequeño inversor porque:
Requieren, de acuerdo con la Ley 22/2014 que regula las Entidades de Capital Riesgo, una inversión mínima de 100.000 euros. Con todo, los principales fondos de inversión especializados en renovables suelen elevar el ticket mínimo hasta los 200.000 euros.
Son inversiones bastante ilíquidas, es decir, es más difícil convertirlas en dinero en efectivo en comparación con los bonos, acciones y demás productos financieros.
Son inversiones a largo plazo.
Sin embargo, ante un escenario de gran volatilidad en los mercados financieros, la inversión alternativa tiene, al menos, tres características que han impulsado el interés del pequeño ahorrador: su rentabilidad, que llega incluso a superar el doble dígito; su descorrelación del mundo de las finanzas (más resistentes a la volatilidad); y su naturaleza mas estable y predecible en el tiempo. Invertir en proyectos de energías renovables es una excelente manera de diversificar los riesgos de una cartera de inversión.
Las plataformas de crowdfunding de inversión, no solo han democratizado el acceso a las inversiones alternativas, sino que utilizando un Marketplace que permita la compraventa de acciones en los proyectos, facilita la liquidez y permite al usuario desinvertir antes de que finalice el plazo..
En definitiva, apostar por la financiación colaborativa para impulsar proyectos de energías renovables ofrece beneficios a todas las partes:
La empresa o el consumidor final de energía podrá ahorrar costes (entre un 20% y un 30% en la factura eléctrica) desde el primer minuto sin tener que asumir la inversión inicial que requieren este tipo de instalaciones.
A nuestra comunidad de inversores, porque obtienen una rentabilidad para sus ahorros que se sitúa en torno al 7%. Además, a través de una plataforma que les permite seguir el rendimiento de sus inversiones en tiempo real.
Y, algo que para Fundeen es fundamental: impulsamos proyectos positivos para el medioambiente que ahorran toneladas de emisiones de CO2 al planeta.
Lic. Cr. PMP Nicolas Liso Fabbri
Lic. Cr. Nicolas Liso Fabbri
TECHNIC ingenieria & construcción
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